sábado, 31 de enero de 2009

Universal

Resultó una vez que un jóven muchacho conoció el amor, pero no el amor hacia una mujer o propio de una obsesión de adolescente, sino el amor a todo cuanto le rodeaba. Nunca había pensado que pudiera sentir algo así. Cada piedra tenía una belleza característica, cada río producía un sonido diferente, cada árbol era algo vivo y maravilloso. No había criatura que no fuera fascinante para el jóven, ni objeto inanimado que no tuviese una esencia a descubrir.

Éste jóven era dado a las explicaciones científicas, y a la vez estaba encantado por la fantasía inexplicable. De hecho, siempre pensó que la fantasía surgía la imaginación, y de esta, todo lo real del mundo. Y el día que sintió ese amor descontrolado, se quedó dormido sobre un pupitre y acto seguido notó cómo su espíritu o alguna otra cosa sin forma y translúcida salía despedido de su cuerpo hacia arriba, sin control. Atravesó el techo que había sobre él y pronto se vio alejándose de La Tierra. Tuvo miedo de alejarse tanto que no supiera volver y se frenó, regresando a entrar en el planeta aunque ahora ya consciente de lo que ocurría y dirigiéndose a Japón, donde siempre había querido ir. Podía viajar a la velocidad de la luz y en seguida llegó al país oriental, donde, conmocionado, buscó un tejado en el que sentarse a recobrar el conocimiento. Desde el tejado, con una forma característica de los adornos japoneses, escuchó y a penas alcanzó a ver unos fuegos artificiales. De pronto pensó que no sabía si podría volver a su cuerpo y pensó fervientemente en regresar, a lo que su cuerpo actuó como una cadena que lo llevó de vuelta. Una vez llegó a su cuerpo, despertó.

El jóven estuvo pensando si habría sido un sueño, ¡realmente pensaba que había sido real! Además, ¿cómo, habiéndo sido un sueño, habría despertado justamente en el momento en el que su espíritu regresaba a su cuerpo? No tenía sentido, pero se sentía bien, mejor que nunca. Era un sentimiento de serenidad motivado por ese amor que había sentido poco antes.

Durante sus cortos años de vida, este chico siempre había sido un luchador. Le costaba darse por vencido si encontraba algo que le costase alcanzar. Recuerdo que con tan sólo siete años se enamoró por primera vez de una chica de su clase de primaria. Al año siguiente esta chica cambió de colegio y el jóven no volvió a saber de ella, aunque hubo muchos días que la olvidaba, había muchas noches que no podía resistir derramar algunas lágrimas por ella. Cuatro años después la localizó en otro colegio, logró convencer a sus padres para cambiarse a ese nuevo colegio, que era un colegio inglés, y cuando la encontró no pudo creerse el cambio que esta muchacha había sufrido. Ya no le parecía atractiva, y parecía algo antipática. Ella no le reconoció al principio, ni él a ella. Dos semanas después volvió a convencer a su familia para regresar al colegio del que se había marchado. Había descubierto que la niña que había conocido ya no existía.

En otra ocasión, el jóven decidió ser el mejor de sus amigos jugando al tenis, puesto que suponía una carga al ser el peor de ellos. Tres meses después, ya había logrado su objetivo. Se había apuntado a un club de tenis profesional y había aprendido lo suficiente. Lo dejó una vez logrado su objetivo y tras un tiempo dejó de ser el mejor, pero ya no le importaba. Sabía que ya pasó el tiempo en que logró lo que se propuso, luchó por lo que se propuso.

En definitiva, siempre intentaba lograr algo nuevo y complicado para él. Pero el jóven no se daba cuenta de que esto era parte de su ego, esa pequeña vocecilla que nos incita a ser mejores que alguien en algo o que nos hace sentirnos dolidos cuando nos insultan. Simplemente, ego.

Un día, años antes de ese viaje espiritual a Japón, alguien supo ver ese ego y aprovecharse de él. Esta tercera persona se convirtió en el mejor amigo del jóven y lo manipuló en ciertas ocasiones para hacer ciertas acciones. No obstante, el jóven sabía que había algo bueno en ello. No entendía bien lo que ocurría, pero sabía y sabe que lo que hizo nunca reportó ningún beneficio material al tercero. Más bien, conociendo a esta tercera persona el jóven había encontrado su talón de aquiles, alguien a quien no podía superar. Su ego hablaba por él y le había dicho que él era inteligente, y el jóven sabía que el tercero lo era más. ¿Cómo podía ser? Nunca había encontrado a nadie más inteligente que él y ahora... alguien lograba desquiciarlo y lo incitaba a hacer lo que ese alguien quisiera. Ahora se da cuenta de que lo que esa tercera persona hizo por él, a pesar de causarle un sufrimiento psicológico extremo, era bondadoso. Y, por extraño que parezca, digo esto porque siempre le estuvo agradecido. A raíz de eso, pudo convertirse en un guerrero.

Él siempre definía ser un guerrero de múltiples maneras, pero en sus explicaciones nunca se ausentaba la palabra amor. Él definía el amor como un estado de conciencia que permitía el bienestar, la felicidad. Nunca decía que la felicidad era, como comúnmente se conoce, alegría, fama o gloria. Simplemente, bienestar, estar saludable y ser consciente de que lo estás, saber que te ocurren cosas que muchos considerarían un problema y estar bien con esas cosas, en paz, sin conflicto.

Creo que fue tras ese primer viaje a Japón cuando comprendió lo que significaba aquello que ya había leído antes, sin comprender: "ser uno con la nada y con el todo", "el no-ego, no-yo, vacuidad". Y hoy escribo estas líneas en memoria, no de su persona (pues esto no tiene importancia), sino de sus ideales. Fue una de esas personas capaces de dar la vida por alguien a quien no conocía de nada, una especie en extinción en nuestros días.

Recuerdo que cuando le preguntaban de dónde era, él decía: "soy del mundo". Si le preguntaban por su nombre, decía cualquiera que se le ocurriese en ese momento. En definitiva, era un hombre misterioso, diferente a todos, ante lo que él respondía: "todos somos la misma cosa, ninguno de nosotros es diferente. A lo sumo, hacemos cosas diferentes, pensamos diferente e incluso reímos diferentes. Pero todos somos uno."

Hoy en día nadie sabe dónde se encuentra a este muchacho, pero se dice que se le puede ver de varias formas. Puede ser en forma humana, en un sueño, o simplemente en forma de vida. Él siempre está observando. Y gracias a él es que soy capaz de hacer la siguiente reflexión, el verdadero mensaje de este texto se encuentra contenido en las siguientes palabras:

"Felicidad, nueve letras dispuestas en un orden determinado, como lo están los planetas y todas las cosas del Universo, las células de nuestro cuerpo, las moléculas de agua en el mar...

Todos los días mueren personas, si no lo hicieran, tarde o temprano moriríamos todos.
Todos los días nacen personas, si no lo hicieran se extinguiría la vida, o eso pensamos.
Y todos los días millones de personas se preguntan cómo podrían mejorar sus vidas. Si no tienen trabajo, buscan trabajo. Si tienen trabajo, buscan no trabajar. Si algo está lo suficientemente perfecto, les molesta. Si está imperfecto, también se sienten molestos. ¡Ni ellos mismos se comprenden!
Hoy, aquí, ahora, bajo la luz fosforescente y las estrechas paredes de esta habitación forrada de ladrillos, me pregunto... ¿por qué soy tan feliz? La respuesta es simple para mí; cuando me aflijo, dejo florecer mis sentimientos en privado con la mayor intensidad posible, de modo que mi expresión de sentimientos dura segundos; no deseo, no tengo nada que desear, tengo el 100% de lo que necesito, y si algo de lo que ahora tengo dejara de tenerlo, seguiría teniendo el 100% de lo que requiero.; en definitiva, puedo decir y digo que soy feliz porque estoy conforme con mi condición, estoy conforme con todo lo que ocurre a mi alrededor, no presento conflicto, ni fuera ni dentro de mi.; no soy alguien, no soy algo, no soy uno. Quizás a ojos de la ciencia esto no tenga sentido, pero de cara a mi mismo, yo no soy un ente en mí mismo, soy una pieza más de un ajedrez gigante donde ninguna pieza tiene más valor que otra, soy uno de los cuadros del tablero, soy parte de un todo orgánico, y mi consciencia de ser un individuo es el infierno al que Dios nos castigó. Depende de uno mismo salir de ese infierno. Observa lo que digo en los animales. Ellos no tienen consciencia de ser alguien, y ellos no pueden sentir nada distinto a la felicidad. Nunca no están conformes con algo, no presentan conflicto y la oruga vuela cuando ha comprendido que no es oruga.

sábado, 24 de enero de 2009

Utopía (I)

Mi padre me dijo una vez que hay 3 cosas que un hombre debe hacer para ser completo: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Más tarde supe que la frase no era suya, pero no por eso tuvo un efecto diferente en mí. Yo habría añadido que para ser completo uno necesita enamorarse y ser correspondido, aunque supongo que el autor de esta frase ya presuponía esta parte al decir lo de tener un hijo.

El título de esta entrada es el título del libro que he comenzado a escribir, a fuego lento pero cuidadosamente. Iré colgando aquí todo lo que vaya escribiendo al respecto, pues en este libro voy a tratar de transmitir muchas cosas e, independientemente de que una editorial decida publicarlo o no, quiero que sea leído.

--------------------------------------------------------------------------------------

Últimamente he estado preguntándome por qué me atraes tanto. Como la atracción propia de alguien atraído por amor. Y cuanto más he intentado encontrar la respuesta, más me he dado cuenta de que no existe dentro de la lógica.

No sé por qué ocurre, pero sé que ocurre. Sé que quiero conocerte y conocer tus secretos, sé que quiero confiar en ti. Y sé que no debo.

Mientras te escribo estas líneas veo tu rostro una vez más, con ternura y con la expresión inocente y soñadora que caracteriza a las buenas personas.

Finalmente, aunque no voy a mandarte esta carta, la escribo porque en el fondo de mi corazón yace la esperanza de que, algún día, la leas. Quiero que sepas la verdad, quiero que sepas que alguien te quiso una vez, quiero que sepas que yo te quise una vez.



Durante mucho tiempo he predicado la honradez, la justicia, ideologías basadas en vivir el momento presente, el cultivo del alma, el culto hacia el amor, la autosuperación, entre otras similares. Sin embargo, no soy capaz de llevar a cabo mucho de lo que trato de enseñar cuando se trata de Abril. Siempre que pienso en ella, recuerdo, vivo en el pasado, me vuelvo algo egoísta por querer que tan sólo fuera mía, me pongo celoso con facilidad, la honradez desaparece para dar paso a la pasión y a todo aquello cuyo fin fuera preservar lo nuestro.

Aún a día de hoy me planteo la decisión de haberla abandonado, de haberle dicho que ya no estaba bien con ella, de haberle mentido. Fui cobarde. La verdad es que aún recuerdo esa sensación de miedo que sentía, mi amor por ella, nuestro amor, iba aumentando vertiginosamente, sin pausa y a un ritmo extraordinario. De pronto me asaltaron las dudas. Ya varias veces le había preguntado si se casaría conmigo, en broma claro. La respuesta siempre era un serio no. Y cuando comencé a cuestionarme que el día en que lo nuestro se acabaría de forma drástica tarde o temprano llegaría, me entró el pánico de que, cuando ese día llegara, ya fuera demasiado tarde para que yo superara la pérdida de la persona a la que más he amado en la vida. No me di cuenta de que ese momento ya había llegado.

Desde ese momento, muchas cosas ocurrieron. Ella no tardó en encontrar un sustituto ni en convertir el amor que me profesaba en odio. Yo, por otra parte, no tardé en morir un poco más. Ha pasado algo más de dos años desde aquello y, aunque ya no la quiero a ella, sigo queriendo a la que fue. Ahora mismo, la persona de la que me enamoré ya no existe. Supongo que herí su orgullo, puesto que según la reputación que esta chica tenía, yo nunca debí de haber sido su pareja. Pero cuando se quiere como yo la quería, el orgullo no tiene lugar.

En estos últimos años he tratado de mantener contacto con ella, pero fue en vano. Al menos un día logré que aceptara quedar conmigo y charláramos. No pude contenerme y le pedí perdón por lo sucedido, de nuevo. Resulta que, me dolían mucho más las consecuencias de lo sucedido que lo sucedido en sí mismo. La persona en la que se había convertido tras ese momento era todo lo contrario de lo que le hubiese deseado.

No obstante, las consecuencias de lo ocurrido en mi fueron muy diferentes. Aprendí que del dolor se aprende. Y tras el dolor que pasé y del cual aun hoy en día siento algún resquicio, resultó que maduré. No obstante, no volvería a conocer el amor hasta mucho más tarde.
Recuerdo que aquel dolor intenso, por el cual preferiría morir antes que volver a sentir, fue la causa de un cambio radical en mi forma de pensar. Al principio era incapaz de relacionarme con normalidad y, menos aun con mujeres. El estado de ánimo y el momento no eran los adecuados. Sin embargo, pronto eso cambiaría, comenzaría a entender algo del pensamiento femenino, lo estudié, perdí el miedo al fracaso, perdí el miedo en general y, aunque comenzó a resultarme relativamente sencillo mantener alguna relación con el sexo opuesto, ninguna me completaba. Ya no le daba ningún valor a tener pareja o no. Me daba igual, ya nada me importaba porque nada tenía sentido.

Durante ese tiempo, muchas cosas cambiaron. Entre otras, yo me fui de España a Costa Rica, a estudiar Medicina.

jueves, 15 de enero de 2009

Palabras de seda

A menudo tratamos de entenderlo todo, de controlarlo todo. Y, a menudo también, no aceptamos (quizás ni nos lo planteamos) que hay cosas que escapan a nuestro control. Cuando aceptamos esto plenamente nos sentimos bien con muchas más cosas que ocurren a nuestro alrededor. Comprendemos que somos parte del movimiento natural del mundo. Somos parte de la naturaleza, y está en nuestra naturaleza pensar, al igual que está en la naturaleza de los gatos maullar.

Dudo mucho que estos animales "hablen" entre los de su especie. Lo que hacen supongo es transmitir el único sonido que son capaces para pedir lo que quieren. Igual ocurre con los bebés, con la diferencia de que el cerebro de estos se desarrolla cada día más y pronto comienza a dar un significado a cada uno de los sonidos que escucha. Sin embargo, los gatos no poseen tal cerebro. Y, a pesar de que muchos (pues la hipocresía, ego, orgullo y prepotencia del mundo es mucha) pensaréis que por tal cerebro somos afortunados, yo pienso lo contrario. Es esta capacidad de pensar lo que nos hace percibir el mundo como lo hacemos, este libre albedrío es parte de nuestra naturaleza y, al mismo tiempo, somos animales sin lo mejor de estos. Con esto quiero decir que ellos no tienen por qué decidir "tantas" cosas como nosotros. No se sienten molestos excepto por el único animal con esa libertad de decisión: el hombre. Todo lo demás, son respuestas automáticas y naturales para satisfacer sus necesidades primarias.

Cultivamos la música, el arte, el estudio, la gastronomía, la ciencia... cultivamos muchísimas cosas que deben ayudarnos a hacernos sentir bien (lo cual no significa alcanzar un sentimiento de bienestar, aunque la diferencia es enorme, la línea que separa ambos conceptos es extremadamente delgada), y sin embargo las convertimos en obsesiones, motivos de disputas y discusiones innecesarias con nuestro congéneres, etc. Más tarde, nos llamamos inteligentes a nosotros mismos. Al único animal del mundo que mata a los de su propia especie. Incluso las personas de mayor intelecto de nuestra especie se ven a menudo sometidas a depresiones e incluso rechazo de parte del resto de la población que le rodea y, de no ser así, de actitudes detestables. Absurdo.

miércoles, 7 de enero de 2009

¿Quién eres?

No creo que este blog llegue nunca a ser reconocido socialmente a nivel nacional como un blog importante. xD (xD = risas), no es que me importe, pero esa es la base de esta entrada.

Pienso esto porque a casi nadie le gusta que le digan lo que debería hacer o cómo debería vivir su vida. Nada más lejos de la realidad, no pretendo tal. Este blog no es más que un lugar donde refugiarse del estruendo del mundo agitado en el que vivimos.

Sin embargo, a pesar de que no nos guste, es una de las actividades más usuales del mundo: decirle a alguien lo que debería hacer o cómo debería vivir su vida. ¿Acaso es falso que muchísimos padres y/o madres les dicen a sus hijos qué deberían estudiar, qué deberían trabajar o qué no deberían hacer? ¡Espera! ¿No es también cierto que casi ninguno de esos padres y/o madres es capaz de enseñar a su hijo lo más importante: ser feliz? A veces, haciendo daño es la manera más adecuada de ayudar a alguien.

Recuerdo que hace años quería lograr algo, cualquier cosa, que hiciera que la historia me recordara y que los estudiantes me estudiaran, como a Einstein, Séneca, Ramón y Cajal... Hoy en día sé que aquel pensamiento era absurdo, un sueño más, una ilusión más, algo más cuya misión era impedir que yo tuviera descanso y bienestar, sin preocupaciones ni conflictos. Y, desde entonces aprendí que cada cosa tiene su momento, hay tiempo para todo y no hay "peros" en esta frase. Cualquier momento es bueno para hacer lo que quieres hacer y cualquier momento es bueno para reprimir hacer lo que quieres hacer sabiendo que no debes de acuerdo a tu propio código.

A muchos nos enseñaron la existencia de algo divino, Dios. Ese algo te ama, pero si no haces lo que dice hará que te quemes en el infierno una vez, y otra vez, y otra vez... Aunque, sigue siendo cierto que a veces la mejor manera de ayudar es haciendo daño.

A otros tantos también nos enseñaron a coger el tenedor con la mano izquierda y el cuchillo con la derecha. Pero, ¡alto!, si a nosotros no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer o cómo debemos hacerlo. Además, somos autosuficientes (tono irónico).

Lo cierto, amigo lector, es que no somos autosuficientes, nos necesitamos unos a otros. No obstante, esto debe ser en su justa medida, y en el momento adecuado. De otro modo, de no ser autosuficientes pasaremos a ser dependientes...

Por todo esto, yo trato de eliminar todos mis prejuicios, trato de no introducir en mi cabeza información inútil. ¿Cuántos de vosotros no véis la televisión? Jajajaja. Ahora en serio: ¿cuánto os ha aportado ver las noticias durante toda la vida? "Cultura general" diréis muchos. "Nada" es la respuesta correcta. Habéis estado llenando vuestra cabeza de imágenes violentas hasta el triste punto de que las imágenes de guerra que podáis ver hoy en día ya han dejado de ser impactantes. Los que decís "para saber lo que ocurre en el mundo" yo os contesto: ¿y quiénes sois? Os preocupáis tanto por cuestiones que no podéis resolver...¿en el fondo os gusta la violencia? En fín, ¡y ni siquiera sabéis quiénes sois! Peor aún sería que ni siquiera os lo hubieráis planteado. Muchos responderéis a esta cuestión con vuestro nombre o profesión. Y ninguna de esas dos respuestas dice más de vosotros que lo que vosotros mismos sabéis: nada. Incluso otros achacaréis al idioma la falta de palabras como para responder a la pregunta. JAJAJAJAJAJAJAJA, entonces deberíais poneros en contra de otras 20 lenguas al menos.

Permitirme responder a esta pregunta:

¿Quién soy? No soy nadie. Cada persona, cada ser humano, es como cada una de las células que componen un cuerpo, con la diferencia de que los humanos están infectados por el Ego, que les hace pensar en ser alguien. Al igual que las células, no soy alguien, soy algo. Y además de animal, humano o cualquier otra cosa similar, soy algo capaz de llevar a cabo todas las tareas que conoce. En el cuerpo hay células encargadas de inmunizar el organismo y combatir las infecciones. A nivel macroscópico, esas personas son llamadas médicos. Y las mismas personas son capaces de ser cualquier otra cosa conocida. El cuerpo se compone de órganos, los órganos de tejidos, los tejidos de células, las células de moléculas, las moléculas de átomos, los átomos de partículas subatómicas, y así continuamente. Entonces, incluso según algunos conceptos matemáticos que conocemos (2/4 = 1/2), a pesar de que las células son como una simplificación matemática de los organismos macroscópicos, como nosotros mismos, ¿qué te hace pensar que tal y como nosotros vemos el mundo no es inversamente proporcional a como lo ven las células? Es más, ¿qué te hace pensar que carecen de conciencia?

Deseos

Cuando comencé a escribir este blog, sabía que no me resultaría fácil, pues a pesar de lo que puedo expresar en el lenguaje que todos comprendéis, la verdadera esencia de lo que pretendo transmitir no puede escribirse. En ocasiones, cuando leo mis palabras, me digo cosas que considero verdaderas y que, de expresar todas en una entrada, provocarían el embotamiento de varias mentes. Expresiones como "sabía que no me resultaría fácil" son contestadas en mí mismo como "nada es fácil, ni difícil, es como es, yo le pongo la dificultad, mi concepción de ese algo es lo que lo hace fácil o difícil, pero también tengo el control sobre mi concepción. Luego, no existen grados de dificultad, únicamente las cosas tal y como son".

Hoy quiero escribir acerca de los deseos. Cuando deseamos algo, nos adentramos en un mundo ilusorio, en una mentira. No tardan en llegar a nosotros pensamientos como "si ganara la lotería sería feliz, tendría la vida resuelta, etc." o "Ella es tan guapa y especial, si fuera mi novia todo sería mucho mejor, ¡dejaría de sufrir!" y similares... ¿te suena?

- Despierta. La realidad es la que tienes frente a tus ojos, el momento presente, ahora mismo, ya. NO EXISTE OTRO MOMENTO. Si consigues a esa chica especial, pronto sufrirás por otra cosa, quizás porque no es para siempre... Si ganas la lotería, crees de verdad que tendrías "la vida resuelta"? probablemente tendrías más dolores de cabeza que ahora mismo y sonreirías menos. Estas cosas son así porque el origen de tu malestar eres tú mismo. Como dije antes: las cosas no son fáciles o difíciles, tú las haces tales. Del mismo modo, está en tu mano ser capaz de aceptar que tienes el 100% de lo que necesitas y, si algo te faltara, ¡seguirías teniendo ese 100%!

Somos animales. Evolucionamos, aprendemos, reímos, lloramos. Y nunca aprendemos algo tan bien como aquello que practicamos, las palabras nunca serán actos en sí mismos. Actúa, deja de leerme y pon fin a tu perspectiva del mundo. ¿Ves el mundo como lo ven muchos otros? ¿Quizás como lo ve la sociedad en la que te has criado? Entonces, ¿qué te hace pensar que tus decisiones son tuyas y que no estás influenciado y condicionado por tu entorno y por ti mismo? Te propongo que, como las capas de una cebolla, vayas eliminando capa por capa de ti mismo, pon comienzo a un código ético. Se estricto y disciplinado al cumplirlo. Sé la mejor persona que una persona puede llegar a ser. Y, así, capa tras capa, llegarás al corazón.

No desees. No se trata de trabajar para ganar dinero. No se trata de tener dinero para comer. Todo lo que necesitas para comer eres tú mismo. Hagas lo que hagas, sé el mejor en lo que haces, trabaja para aprender y cultivarte como persona, para aprender. Estudia para ayudar y ayudarte. Haz ejercicio por amor a tu cuerpo. Y, al mismo tiempo, no trabajes por algo o para algo, tan sólo disfruta haciéndolo, no estudies para algo o por algo, tan sólo disfruta haciéndolo, disfruta haciendo ejercicio... Sin embargo, has de saber que para disfrutar de cualquier momento o actividad, debes aprender a amar ese momento y todo lo que lo que le rodea. Este momento puede ser mágico, leyendo mis palabras, encuentra el amor en ellas, encuentra la esencia de que alguien invierta tiempo de su vida en ayudar, encuentra la hermosura de cada una de las palabras que empleo porque cada una surgió de otro amor, previo y humano. ABSOLUTAMENTE TODO, QUERIDO LECTOR, ES MARAVILLOSO. Quiero decir que, absolutamente todo, querido lector, puedes hacer que sea maravilloso.

lunes, 5 de enero de 2009

La base del etéreo genoma humano (II)

En lo poco que se ha escrito en este blog puede haberse considerado tal como un blog donde se hablará de filosofía. Sin ser del todo incorrecto, no es correcto. Quiero decir que en este blog procuro pensar y hacer pensar, llámese filosofía o de cualquier otra manera a tal actividad.

Dicho esto, a continuación continúo con la temática de la entrada anterior;

Todas las personas del mundo quieren ser felices. Algunas han vivido tantas desgracias que consideran a la felicidad como una utopía mientras otros se mantienen más soñadores. Pero presta atención lector, porque la felicidad duradera no existe. Es una de las mayores ilusiones del mundo. Y, por tanto, desilusionar no es malo, significa literalmente "librar de la ilusión, de la falacia". Todo, absolutamente todo en el mundo, está en movimiento y en constante cambio. Todo es efímero, la vida acaba, los materiales cambian (a menudo por el deterioro), los planetas giran y, del mismo modo, ningún sentimiento es para siempre...

Sin embargo, aprender a ser feliz es un camino muy largo y arduo cuyas consecuencias son el verdadero tesoro de la felicidad. "El camino da la felicidad, no el destino" se dice en una película llamada "El Guerrero Pacífico". Es cierto.

¿Y cómo se transita El Camino?
Paso a paso y con determinación absoluta, pues no es fácil ni difícil, ni comprensible a la razón mas sí a los sentidos...

Se trata de lograr estar en armonía con la Naturaleza y el Universo, así como con uno mismo. Se trata de armonizar cuerpo y mente y de cultivar el alma. Se trata de esfuerzo físico (haz ejercicio) y mental (se capaz de exigirte cada vez más). Se trata de amor y compasión.

La base del etéreo genoma humano

Cuando dos o más personas están en silencio, tan sólo existe un silencio. Y ese silencio puede ser un instante magnífico, un momento lleno y memorable o bien, viceversa.

Cuando dos personas están cómodas estando en silencio, esas dos personas comparten algo especial que, sea lo que sea, les induce a sentirse protegidos, ambos bajo el mismo velo de protección.

Y estos pensamientos acerca del silencio me llevan a recordar que, algunos de los grandes genios de los que tenemos constancia (verse los pitagóricos y Platón, entre otros), practicaban el silencio como lo hacían con la música o las matemáticas.

Desde que el ser humano razona, se cree en la existencia del alma. A pesar de que algunos hombres se han pronunciado a lo largo de los siglos en contra de su existencia por no ser demostrable científicamente, creemos todavía en el alma. Bien, el silencio era considerado un método para cultivar el alma, es decir, para cultivar aquello que nos define ideológicamente.

Sin embargo, a pesar de que el alma sí exista, se requería algo más para explicar todos los fenómenos que la rodeaban y para los cuales el alma suponía un pilar fundamental en la explicación de los mismos. Este nuevo concepto, sería llamado "mente" que, permitanme decir, no por ser llamado "mente" a raíz de un pensamiento humano, es falsa su existencia.

Aprovecharé esta entrada para explicar mi concepción de estos conceptos, intentando no perder el misticismo que les rodea.

En primer lugar, el alma es como un cuenco, inmaterial, que contiene nuestros valores e ideales. En el alma (digamos mejor en su espejo, el cuerpo), podemos ver reflejados valores como la autosuperación, la pereza, el egoísmo, la compasión, etc.

Empero nadie logra adquirir y consolidar valores sobre su persona sin un esfuerzo previo. De este esfuerzo participa la mente. La mente (a la que ordinariamente nos referimos como "fuerza de voluntad") es para el fumador esas excusas que continuamente se pone para fumar, o para el drogadicto para drogarse. La mente es para el obeso esas excusas que se pone a sí mismo para continuar con su condición. Y dominar la mente es trabajo de una fuerza superior, el espíritu. Si uno se doblega ante los deseos de la mente, su espíritu es débil, no es capaz de evitar la tentación. Si, en cambio, lucha contra sus debilidades, se hará cada vez más fuerte.

El cuerpo, por tanto, no es más que la perfecta máquina que contiene el espíritu, la mente y el alma y que, al mismo tiempo, nos permite la vida, al menos en el único mundo físico que conocemos.

Hablaré, por último en esta entrada, del ego. El ego es la mayor enfermedad del ser humano, es la oposición directa de la felicidad y es, literalmente, la conciencia del yo, de uno mismo como individuo. Cuando uno nace, no tiene alma (o mejor dicho, está vacía), no tiene valores, tiene el espíritu que lo llevará hacia los mismos. Tener el alma como un recién nacido es alcanzar una divina vacuidad que nos supone retomar la docilidad de la que disponíamos en nuestros primeros años de vida y que, debido al deterioro por desuso de la misma (o uso muy intermitente), ya tenemos muy deteriorada.

Debo decir que el ego es tan mala enfermedad porque, cuando uno es consciente de ser uno, de ser un individuo, comienza a buscar toda clase de maneras para diferenciarse de los demás. Se compra unas ropas u otras, se sacrifica por sí mismo más a menudo y menos por los demás, busca las riquezas con mayor afán, se vuelve uno más uraño y ambicioso (la ambición es insana porque, a fín de cuentas, nace del ego y lo que se pretende con la ambición es lograr el bienestar, algo imposible pues su procedencia jamás nos permitiría considerar que lo que tenemos, sea cuanto sea, es suficiente para nuestro bienestar y descanso)... Del ego mismo surgen las faltas de respeto, surge la inmoralidad, el narcisismo que no nos permite ver, o la ambición de lograr sentirnos narcisistas, de querernos...

Si Dios es amor, el ego es su opuesto.

A pesar de lo poco que he dicho en esta entrada, sin esta base rara vez comprenderéis mis palabras en textos futuros. Poco a poco iré tratando de desglosar el enigma que se esconde tras la felicidad, pero no te engañes, no lo comprenderás de no aplicar tus decisiones de la manera correcta. Con esto quiero decir, que deberás dar de lado todo acto que no sea bondadoso, deberás olvidar la envidia, las mentiras (no hay nada noble y honrado que debas ocultar), etc...

domingo, 4 de enero de 2009

Sobre este blog...

Queridos lectores, como manda la tradición, esta primera entrada corresponde a la presentación.

Tantos miles de años de evolución humana y aun no hemos aprendido casi nada acerca de nosotros mismos, no sabemos ser felices sin más. Incluso a día de hoy provocamos guerras, quitamos vidas, destruimos bosques, aniquilamos hasta la extinción a algunas especies.

En este blog iré contando mis reflexiones, iré tratando de que mis lectores aprendan algo nuevo con cada entrada que lean, como estoy seguro de que yo aprenderé algo nuevo por cada entrada que escriba.

Sin embargo, debes saber que para leer y sacar partido de este blog deberás adoptar desde ahora mismo la decisión de no mirar hacia otro lado cuando la realidad no es hermosa. Aquí leerás cosas que no querrías leer, y sin embargo es el precio necesario para aprender.

Y, a pesar de que por lo general en una presentación debería presentarme, no voy a hacerlo, pues yo no soy importante, los ideales que pretendo transmitir lo son.

Finalmente, lector, quisiera pedirte que recomiendes este blog unicamente a quien pienses que puede ayudar o que puede ser capaz de apreciarlo.